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domingo, 25 de noviembre de 2012

De la ausencia y de mí




Café, por favor. Mis pupilas no se han hecho muy amigas de mis párpados, y la culpa es de ellas si es que ando tarareándome ése julio, esa tarde, esa lluvia. A nuestro puente le sigue quedando grande la ciudad y se le sigue viendo inútil, frágil, pusilánime. Aún me gusta igual y ya no sé si es porque me gustó siempre o porque te gustaba a ti. –Excuse me…would you take us a picture, please?? Ok, five will be fine!- A veces me toca el hombro la idea de que te gustaba yo por ser igual de pusilánime que nuestro puente, o al revés.
El señor al que le comprabas los óleos ya no me pregunta por ti; creo que ya cayó en la cuenta que al frente tiene varios pedazos de hombre cosidos pésimamente para parecer uno entero. Lo enamoraste diciéndole que te gustaba bajar del tren dos estaciones antes de su puesto para alargar tu agonía y caminar ansiosa a comprarle felicidad, envasada en una cajita de cartón con siete tubitos metálicos que nunca supieron que fuera del lienzo había un país en recesión. Ya no me dice que eres su mejor clienta aunque le compres poco y sólo me saluda si lo saludo primero. Sabe que no le alcanza el pesar para imaginar la falta que me haces. Sabe que no vas a volver.

A la sonrisa la saco a pasear al parque cada tres noches; no es bueno guardarla en los cajones -que están repletos gordo, necesitamos comprar más cajones…no podemos estar así-. Me prohibí por cuarta vez (y definitiva) oír el disco de Rascal Flatts; en las tres anteriores sufrí un boicot que tenía la palabra debilidad pintarrajeada encima. Cambié el reloj  - no entiendo cómo has podido comprar ese adefesio, cuando vuelvas del trabajo va a estar en el tacho- pero todavía no cambio el mensaje del contestador; no puedo aún torear por naturales la culpa de sentirme un estafador telefónico. Igual a nadie engaño…la poca gente que poco llama sabe que no estás y que yo sí; que guardar tu voz es igual de inevitable que dejar vacío tu lado de la cama. Hay días buenos de sol y sidra, ferry, camisa nueva y carcajada, de malecón y ruid –mira gordo, ¡yo también quiero bicicleta de a dos!- silencio, mirada débil, futur_ y la gota que cayendo me susurra que estoy solo. Mejor digamos que los hay de los dos tipos.

Qué triste. Mejor tacho ese párrafo.
Mejor te tacho a ti, a nosotros, a mi mala memoria que todo lo recuerda.
Mejor tacho. Mejor borro. Mejor empiezo de nuevo. Mejor, ejem…sí, estoy mejor… mejor me olvi...mejor café, por favor. ¿Escribo? Mejor no. Mejor después. Mejor, sí mejor. Mejor mañana. Mej…mejor…ejem...mejor mejor sí, mejor.

Mejor vuelve.

lunes, 29 de octubre de 2012

Shh




Tal vez la felicidad es mi mejor mordaza. Tal vez me entumece los dedos o tal vez los ensucia con flojera. Tal vez me avienta encima un baldazo de timidez -cortesía de algún niño sentado en alguna última fila de algún salón de alguna primaria- o tal vez la sonrisa que ahora paseo es simplemente la kryptonita de mis coplas. Tal vez ya no sepa con qué más compararla, pero tengo que ordenar estos caracteres para decir lo que todos sabemos: ya no escribo.  Lo absurdo del asunto es que no sé exactamente por qué. Escribo, sí…pero no para la blogósfera. Escribo para mí, para nosotros, y sí…para ella.

 Las palabras y yo no hemos roto nuestro romance ni borrado nuestros teléfonos ni quemado nuestros cachivaches de caja de zapatos. Aún nos buscamos y nos cuidamos las espaldas, pero menos públicamente que antes.  Aún siguen siendo ése lado frío de la almohada de verano, a las que volver resulta tan placentero como el sexo con la persona incorrecta o despertar con la correcta.

Tal vez el silencio cibernético me oxida la pluma y me entorpece las yemas, el intelecto, las vergüenzas. Tal vez me abandona imberbe, carente y hambriento de la vorágine creativa de la que alguna vez me sentí, indiscretamente, una víctima placentera; de ésas que se dejan arrastrar confiadamente como quinceañera borracha. Tal vez ese mismo silencio es el retroceso que da el tigre antes de saltar, o alguna otra de esas salchipapescas analogías que usamos para autocojudearnos cuando sabemos que la estamos cagando. Tal vez quedarme callado es precisamente eso…no cagarla. Tal vez es cagarla mucho más.

Tal vez este post es la resaca de una embriaguez de culpas, de alegrías, de arrebatos.

Tal vez no vuelvo a chupar nunca más.
Tal vez no quiero dejar de chupar.  
Talvezderepentequizáspuedaser que simplemente jamás empecé.



Oe….¿chasa, no?

domingo, 26 de agosto de 2012

Tu (con tilde)




Tú eres esa mujer a la que se le pinta un retrato. La que le exprime al pincel roído el trazo perfecto, la línea precisa, la sombra justa. La que desdice los colores y los vuelve a inventar. La dueña de los ojos llenos que el pintor no sabe cuánto entenderán.

Tú eres esa mujer.

Tú eres esa mujer a la que se le compone una canción. La que empapa los silencios viejos, los pianos sucios, las cuerdas flojas. La que desdice los sonidos y los vuelve a inventar. La dueña de los pies cansados que el cantor no sabe para dónde van.

Tú eres esa mujer.

Tú eres esa mujer a la que se le escribe un post. La que inflama las letras tímidas, el verbo herido, las frases quietas. La que desdice los adjetivos y los vuelve a inventar. La dueña de los sueños vivos que el escritor no sabe si alguna vez morirán.

Tú eres esa mujer que transforma lienzo, partitura, hoja en blanco. La que es vino y noche, foto y canto, pueblo y árbol.

Tú eres esa mujer. Ésa.

La que siempre quise.

La que nunca hallé.

La que me halló a mí.

viernes, 27 de julio de 2012

Veintiocho, o siete, o nueve


Acá ya es 28 de julio. Acá, donde ningún peruano había estado jamás. Acá, donde no hay ni tacu-tacu, ni curichi de aguaje, ni Valicha, ni choclo con queso, ni Zambo Cavero, ni espéramenelsuelo. Acá, donde hay canguros gordos al lado de un camino que nada sabe de perros flacos. Acá donde no hay pobreza, ni desilusión, ni guitarras, ni quenas, ni Congas, ni combis, ni chistecitos de piuranos. 
Acá es 28 de julio y no hay nada ni rojo, ni blanco, ni rapidito, ni para ayer. No hay ni cole'pato, ni Cañón del Pato, ni arroz con pato, ni a quién echarle el pato. No hay ningún santito al que tocar, ningún vecino al que aguaitar, ningún mundial al que clasificar. No hay "Somos libres", ni "aquicito nomá", ni mucho menos "Ya jefe, cómo es?". 
En las esquinas no hay tío emolientero, ni sapo ojeando el periódico, ni chino atendiendo en la bodega. En los campos no hay espaldas dobladas, ni infinidad de semillas, ni chullos sudorosos. En los ríos no hay peque-peques con comercio, ni Yacumamas de leyenda, ni lavanderas restregando. 
No hay Perú y lo extraño. No hay Perú y me da pena. No hay Perú.

Acá ya es 28 de julio y no hay Perú. 
Acá ya es 28 de julio y lo único peruano que veo está en el espejo. Si soy representante del Perú...no lo creo. No puedo representar al peruano que nunca fui, al que no vivió como yo. Eso. Eso que nos une y que nos separa tanto. 

Acá ya es 28 de julio, y cómo me duele el Perú. Al lado...al ladito del esternón.

sábado, 23 de junio de 2012

Si


Claro, siempre y cuando fuese piano.
Yo, si fuese piano, quisiera ser el de Fito.
¿Por qué?
Fito es con quien el piano sueña, a quien espera…por quien existe.
Todos los pianos del mundo quieren ser el piano de Fito.


Claro, siempre y cuando fuese sol.
Yo, si fuese sol, quisiera ser el serrano.
¿Por qué?
El sol serrano es el que les cura el frío a los niños, el que germina la papa…al que no le queda otra que ser dios.
Todos los soles del mundo quieren ser el sol serrano.


Claro, siempre y cuando fuese grito.
Yo, si fuese grito, quisiera ser el de guerra.
¿Por qué?
El grito de guerra es el que lleva a los hombres hacia lo que evitaron siempre, el que los emborracha de gloria…el que no olvida nadie.
Todos los gritos del mundo quieren ser el grito de guerra.


Claro, siempre y cuando fuese mueca.
Yo, si fuese mueca, quisiera ser la tuya.
¿Por qué?
La mueca tuya me desbarató el teatro, me señaló un norte…me regaló un sueño.
Todas las muecas del mundo quieren ser la mueca tuya.


Suerte, que le dicen. Envidia, que le digo yo.



pd: Y todas las mujeres del mundo quieren que las quieran como te quiero yo.

martes, 29 de mayo de 2012

Sinsentido punto seguido.


Un tuit del Dalai Lama. Seis canciones de Fito Paéz. Mi guitarra ronca. El silencio, que me aterra. El fracaso, que me aterra mucho más. El minuto que preludia mi dormir. Los pasadizos largos. La noche infame. El camino intacto. El piano ajeno. El avión esquivo. La gota que cayendo me susurra que estoy solo. La esperanza. El autocojudeo. Los lunes. Las puertas ruines. El lado virgen de una cama igual de virgen. La luz salada, mate, seca. El kilómetro. El teléfono herido, rehén, desvalido. El frío exacto. Los platos sucios. Las teclas parcas, flacas, inservibles. El té. La duda. El odio que me causa. El sueño enclenque, borracho, saltimbanqui. La espalda fuerte. El calendario denso, negro, cachibachesco. El entrecejo. Las copas muertas. Las coplas lo mismo. El compromiso huérfano de promesas huérfanas. El público insatisfecho. Mis doce sombras. Las manos, los mañanas, los relojes, el libido, la conciencia...la impávida impotencia. El signo de interrogación. La canasta de porqués.

El mismo tipo. 
Siempre. 
Siempre. 
Siempre el mismo tipo.

martes, 24 de abril de 2012

Sin saber


Tú no sabes quién soy. No sabes y estás acá, al costado de mi cansancio. No sabes, pero somos casi lo mismo. Tu mamá también te leyó ese cuento, pero en otro idioma. Te abrigó más porque hacía más frío y también se levantó de madrugada a sobarte la panza cuando comiste mucho.  Somos casi lo mismo, aunque no lo sepas. No sabes que ahora tengo la suela firme. Que tengo el sueño ligero, dos historias exquisitas, una vida con rueditas. Tengo un sueño de indecencias, un cuaderno de sandeces, historietas de unos meses. Tengo una sonrisa con bostezo, un Tonopan en el bolsillo, siempre un dedo en el gatillo y un perfecto sobrepeso.  Cuatro chistes, siete goles, un dolor. Tengo mucho de lo que no tuve y poco de lo que tuve siempre. Tengo un signo de interrogación, o dos, o quizá tres. Tengo la alegría de saber que estoy hecho de lo que seré…mucho más que de lo que fui.

Saco mi laptop y empiezo a juntar estas letras. Me miras raro, como preguntándote qué es lo que dirá ahí. Suponiendo tal vez que soy un periodista yuppie volviendo columna las elecciones en Francia. Tal vez un escritor de pacotilla, que pretende disfrazarse de alfabeto para olvidarse, tal vez,  de lo larga que es su sombra.  Pero no. Escribo de ti. Escribo que no me gusta tu sonrisa, pero me encanta que sonrías. 
Ahora duermes. Duermes como algunas otras; a mi lado, pero muy lejos. Duermes sin hacer ruido y yo hago ruido de ti. Duermes sin imaginarte siquiera que desde hoy vives en el tintero, en los fonemas perfectos que no pronuncio. 
Pero no sabes. No sabes que estoy en medio de un strip-tease emocional, sin clientes billetudos. No sabes cuánto alivia escribir lo que no pude, lo que no quise, lo que no debí.

No sabes, y nunca sabrás. Desahuevina. Las cosas como son. 
En tu vida yo fui el 28B; de Sydney a Santiago.
Tú…tú fuiste un post en mi blog.

lunes, 19 de marzo de 2012

Partida/o


No me extrañas, di la verdad. No fui más que un ladrón de tu aire, otro carro en tu tráfico, un nombre más en tu teléfono.  Un avión me sacó de tu hoy, pero ni te despeinaste, no te hizo ni cosquillas…ni cuenta te diste. Tu piano, tus odios, el smog, tu miedo crónico, el tipo al que no amas, el trabajo que odias, los que levantan vasos contigo, el espejo que sabe perfectamente cómo mentirte….todos siguen ahí contigo, con tus minutos, con la almohada ésa que (estoy seguro) aún sabe quién soy.  Sigues despertando a la misma hora, peleas con el mismo desgano, arrugas el mismo poema, te emborrachas del mismo optimismo cuando oyes la misma canción y le pones el pecho al mismo lunes que termina aventándote el mismo alpinchismo. Déjate y córtate el cerquillo mil veces, igual eres la misma mujer.

Pero es así de simple, no me extrañas.

Medalla de oro a mi fracaso en el intento de empaparte los segundos cuando estuve, esperando que muriesen de sed cuando me fuese.  Pasé inadvertido a tu pupila, me perdí entre el montón, me disfracé de lo común, lo estúpido, lo asquerosamente cotidiano. Leerás este post y pensarás que no es para ti, que no llega a tocarte, que chorrea tinta invisible.
Diría que no me importa, pero la sinceridad sigue siendo presidenta de este blog. Al final da lo mismo; seguiremos tecleando que estamos bien, que no nos hacen falta bicicletas de a dos, desayunos con desnudez, disfraces de Grease y mucho menos hablar en plural. Seguiremos siendo lo que nunca fuimos, y llegará el día en que ya no seamos nada; muertos hasta en el “casi”.

No me extrañas, di la verdad. No puedes, no quieres, no debes. No estás para esos sinsentidos. En tu vida fui y sigo siendo ese doble cero que tienes que marcar delante de mi número para hacer la llamada…

Ésa que cambia todo.

Ésa que nunca harás.


Ésa que ya no espero.

sábado, 4 de febrero de 2012

Claroscuro



Y nada más. Media noche, noche a medias. Piel, miedo, ganas, Norah Jones. Besos con deseo de superación, relojes muertos. Vergüenzas que caen al piso....justo, justito después de la ropa. Una a una, poco a poco...escupiendo paciencias que nunca tuve. La flor sangrando vino, y el pecho y el labio y el pecho y el vino y el pecho y  el vino y el labio. Soy Rembrandt, y tú eres lienzo. Piel de detrás de las rodillas, dejando de pasar inadvertida. Suéltate el pelo, mujer...y las ganas. Rincones anónimos, gritos afónicos, libidos indómitos. Un recuerdo en claroscuro, un revólver sin seguro, dos idiotas sin futuro. A dormir como caigamos, como queramos. No me olvido, no te preocupes. Hay un avión del cual no voy a huir, un cuento que nadie quiere oír,  un "quizás" con el que nadie va a mentir. No me olvido, no te preocupes. Sé que dormimos juntos, sólo los dos; y que a ese hijo de puta de "mañana" nadie lo invitó. Ni yo,  ni mucho menos tú.