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viernes, 14 de mayo de 2010

Debo (verseado)

Destrozo el silencio cibernético (con más ganas que miedo) para arrebatarle a pedradas el protagonismo de este blog a la melancolía, comúnmente asociada a los inviernos, que a los veranos de juerga y alegría.

Y es que el verano me puso una mordaza que suplió con diversiones contenidas,
que camufladas vivían acechando, una risa, un olvido...media vida.

Sé que el verso suena raro en mi escritura, que no suena al "yo" que conocían,
pero fluye desde el nervio que me forma, que me azuza, que me aterra, que me lía.

Es que al verso la vida se parece, tiene más de canción que de aventura,
en las sienes la alegría se nos mece, en el alma el error se nos sutura.

Duele más el haberles ya no escrito que cumplir esta silente penitencia,
si mi mente se olvidó de aquel delito, condene pues, hoy la ley de la conciencia.

Y es que aquel que de la letra hace camino, deberá de andarlo hasta que alcance,
en la oreja del oyente repentino, una luz, una razón, hasta un romance.

La palabra, sea al triste, a la mujer o a las estrellas,
con la fuerza de mil hombres nos embiste,
con el peso de otros mil nos deja huellas.

Y aunque soy de Bécquer o de Peza copia burda, le he querido balbucear algo distinto,
a mi amiga, que se va sola y absurda, a ver si nos resuelve el laberinto.

Nunca más en este blog versos ni rimas, nunca más le daré el micro al asesino,
al capataz de todas estas pantomimas, que armando como lego hace el destino.

A ese tipo lo guardo y decomiso, candado ya le puse a su guarida,
si se escapa a este pelmazo dar aviso, para guardarlo y ya no cause ni una herida.

"Ya me voy" -como el viajero siempre dice-, el que sabe más de adiós que bienvenida,
no se burlen de esta oda desabrida, fue el brochazo juguetón que siempre quise...

¡Voilá!

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