Bienvenido. Lee de abajo hacia arriba. O de arriba hacia abajo. O como quieras. O no leas.



domingo, 27 de diciembre de 2009

Monólogo (el de la inalcanzable)


Basta. Las letras ascendentes frente a una cara de tarado te lo refuerzan con moldimix en la mente. Ya basta. Ya no. Una vez más la comedia romántica te ametralla la pseudofelicidad que se desvanece a medida que tus pupilas van acordándose que ese no eres tú ni esa soy yo. Que no me has encontrado y que debes pagar con creces el dolor de haber sido y no ser más. Basta de msn y facebook; basta de las ganas de querer salir cada noche, aunque sea sólo a recoger un miserable café que nadie en Starbuck’s recuerda cómo preparar. Basta de buscarte un instante para verte inmaculado, perfecto, intacto. Ya no me busques. Basta ya de la incontrolable ilusión de encontrarme en cualquier parte, y de lo listísimo que debes estar para ese momento. Como si no existiesen más. Cómo si la fuerza entera de tu despertar se concentrara en ese instante, distante, inalcanzable, inexistente. Hoy no. Mañana tampoco. Para qué? Así andas bien, quédate ahí tranquilo, cumple con los deberes que tienes…cuáles eran?? Ahh si…esa vaina…es importante?? Y por eso no sales?? Ok…chau… Quédate viendo a Gissela cada fin de semana, baila por un sueño, sueña que bailas, tango, si…tango, pero no sueñes que bailas conmigo papito…estoy ocupada evitándote de todas las maneras posibles, a ver si te cansas de esperar… a ver qué es de ti…a ver si sigues sacando buenas notas…a ver si te sirve de algo al final…porque tú y yo sabemos bien que así te gradúes summa cum laude de Harvard no te va a hacer tan feliz como verme en la esquina y que te vea de vuelta. Que lo sepamos. Que no sea tarde. Pero en esta vida nadie escoge pues, estamos jodidos. Osea que yo seguiré huyendo y tú viviendo. Ojo, mucho ojo, no te me confundas, no me creas en cualquier lado ehh, que sino alargas el sufrimiento, por no decir que lo eternizas aún más. Sé que por ahí andas y sinceramente no me importa. ¿Qué? ¿Que deje de ser poema? ¿Que amanezca ahí? ¿Qué ese es mi lado de la cama? No flaco, te estás confundiendo, como siempre. Yo soy del viento, y como tal, de nadie y de todos. A veces tuya y a veces no. Sigue con tus domingos sepia que yo me guardo mis témperas. Ya encontrarás otro modo de pintar tus cielos, tus sonrisas. Basta, que ya estuvo bueno. Déjate de vainas que quiero irme, aunque no tenga que. Me interesan tres pepinos tus buenas intenciones, tus virtudes, que bailes salsa bonito y tu afán romanticón de la guitarrita tarada. Ya…déjame…no…no, no quiero nada…ándate a la mierda, que sabes bien dónde queda. Y ya no me esperes. No me esperes más.


Te hice caso, y a la mierda me vine. Y sí, ya no....ya no te espero.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Bitácora

Claro pues, si ni tiempo tuve. Me encuentro conmigo luego de un infinito periodo de absoluta dedicación al estudio y el primer espejazo que me ataca me revela una ensalada mental de fresquísimos watts, perfectos voltios y suculentos hertz, unas tajadas de amperios, unas gotitas de celsius y una espolvoreada de bar y ohms al gusto. Cuesta recuperarse de los embates del estudio, pero finalmente empiezo con ganas de haber empezado desde hace mucho, porque en este periodo indefinido de silencio cibernético encontré una y mil cosas por las que valía la pena derramar una que otra idea en este mi espacio, mi última hoja de cuaderno escolar. Y es que, (y de esto también protesto) estamos condenados a hacer siempre lo que debemos, lo que es importante y dejamos de lado lo que en un momento nos revienta con antojos; sino no hubiese permitido que las horas de silencio me arrebaten las palabras que le quise regalar a la blogósfera en su debido momento y que harían de este post, varios.

Descubrí (con la cursilería con la que lo describo) a dos personitas unidas por un solo corazón que, por supuesto, se nos fueron por no cubrir la cuota mínima de egoísmo humano; imprescindible para cualquier parroquiano que se atreva a dar un paso en este mundo. Que hay quienes regatean con la vida y que en Holanda la libertad es tan natural como la lluvia. Decidí dejarme de vainas con lo del “cuerpo de kion” (pese a haber despertado carcajadas a propios y extraños), comer responsablemente y aceptar que mi adicción a la nicotina es incontrolable por la sencilla razón de que me gusta demasiado. Encontré personas que se encontraron entre ellas y sentí miedo de olvidarme de un fulano de tal al que alguna vez oí que le decían Cupido. Me vi tocando “La Bamba” por Skype y agradeciendo a nosequién por llevarse mi guitarra hasta mi Yoyis, y aún más por regalarme el milagro de su baile; desintegrando los miles de kilómetros que dizque nos separan. Aprendí que ya estuvo bueno de aprender y que una maya me ametralla en el sosiego, y que aún así, en el misterio, me inflama los segundos. Me hallé contento con la fuerza de haber sido, y la ilusión de ser de nuevo. Corrí (sí, corrí), pequé, bailé y me senté en el suelo. Decidí no envenenarme las mañanas con noticieros y manejar cantando la nueva ola. Cultivé la cultura del slow down y la del hurry up (mayormente la última). Me volví mar y lo disfruté. Lo convertí en mi vida. Mastiqué hasta siete veces los carijos, y de vez en cuando, me los tragué.

Viví, qué más se puede decir. Y es que hubo tanto de qué hablar, de qué callar. Claro pues, si ni tiempo tuve. Una lágrima con rostro se subió a mi carro y me hizo conocerle mucho en muy poco, sin previo aviso, como suelen escribirse algunos capítulos, esos que escasean más que las navidades felices; los de a de veras. Oí que el mundo se acaba el 2012 y que no necesariamente a cada respiro, estamos más cerca. Concluí que se va la vida y que aún no sé nada. Confío que la próxima vez que crea saber alguito lo escupiré en uno de estos posts que tienen tanto de divertidos como de caóticos.

¿Qué cuándo será eso? ¿Cuánto tendrá que suceder en el interín? ¿Cuándo me golpeará la ingenuidad de querer empezar de nuevo? ¿Será mañana? ¿De repente antes de ti? ¿Después? No tengo respuestas. Luego de hurgar en mis fracasos, quiero pensar que (sin ánimo alguno de análisis) bastará con esperanzarme diciendo: “un lunes señor Vallejo, un lunes cualquiera”...

(Tssss…chasa conmigo!!!)

domingo, 11 de octubre de 2009

Metamorfosis


Protesto, protesto y vuelvo a protestar. Leo sin descanso (como siempre) la excelentísima columna de Jennifer Llanos en la revista Somos del sábado pasado y no me queda otra opción que la de hermanarme con esas personas que, tal y como yo, sufrimos con ver nuestro desparramado y bovino-morfo cuerpo, otrora espigado y me atrevo a decir, medianamente atractivo y envidiable. Y es que me da la impresión que la grasa que toda la vida he consumido se aprovechó del cansancio que me regala la chamba y que me condena a la cama, la compu o la guitarra…es decir, a no hacer nada; para soldarse a las paredes de mi abdomen y transformarme el “six pack” (créanme, hubo un día que lo tuve) en un “jonca” repleto de márgaros. Es que el tema ese de la dieta es más jodido que balacera en ascensor. Habría que vivir en otro país en el que la comida no sea tan pero tan rica. Todos sabemos que no se puede, sólo que hay uno que otro con complejo de fakir que opta por reemplazar el huevito frito por la granola. (¿???...no me explico…) Hay otros que inclusive tienen el descaro de decir que uno puede comer rico y saludable. Todos sabemos que es una falacia total. Opino que hay esas comidas que le hacen bien al cuerpo (esas que no consumo) y otras que le hacen bien a la psiquis retorcida del que come y le importa poco los efectos secundarios de su súbita felicidad. Hay inclusive quienes sustentan que se pueden combinar. Nooo pueeess!! Es una falta de respeto al buen diente (o a la memoria de mi tío “Zambo” Cavero)!!! O es que hay alguien que se imagine un dominguero chicharrón en pan pita…nooo!!!! No se puede ni se debe!!!!

Cada año, más o menos por estas fechas, abres la ventana y huele a diciembre. Un vaho que trae consigo una necesidad imperativa de prepararse para las playas, el calor y la calatería. La disyuntiva es inmediata: si debo prepararme físicamente para todo el caos este o psicológicamente para que me importe poco o nada ventilar mi desmondongada panza ante la opinión pública. Los últimos dos años es evidente que opté por la segunda, mientras que, muy cobardemente, este año ando aplazando la decisión hasta el último momento. El problema es que los kilitos de más, sumados a mis humildes 166 centímetros, el gorrito que se desteje y una adicción incontrolable al tabaco y alquitrán, me convierten en la antítesis completa a la imagen comercial que rellena los calzoncillos de Calvin Klein, protagoniza los sueños eróticos de las más imaginativas o causa el giro de algunos cuellos femeninos por la calle. La cultura de imagen que nos da de respirar me ha ido marginando, pero a la vez, me ha bendecido. Tengo la oportunidad valiosa de conocer a la gente en muchísimas más facetas que las del bendito enamoramiento que trae consigo las babas incontrolables y la pérdida progresiva de neuronas. La experiencia me lo dice. Si bien es cierto que en los últimos años he consolidado relaciones largas y duraderas, esto sólo ha sido posible porque tuve la extraordinaria experiencia de ser amigo de ellas antes que algo más. Las conocí como hijas, hermanas, nietas, primas, profesionales, amigas de sus amigas y amigas mías. Me atrevo a decir que las conocí de a de veras. Esto es algo que difícilmente un “playboy” logra con una mujer. Desde el momento que sus retinas se depositan en una, hay epicentro en las hormonas y una muy remota posibilidad que entre ellos haya algo ajeno a la atracción.
Sin afán alguno de generalizar, este post existe con una única finalidad: la de protestar por la ruin naturaleza que me dejó con cuerpo de kion (sin forma definida) y las incansables e infinitas burlas de mis amigos, que aunque sanas y amigables, burlas son. Me rio y me rio de la vida que me dejó atrapado con la necesidad imperante de hacer ejercicio, con la desgracia que significa haber dejado de correr. Es cierto, decidí dejar de correr porque me ahogo corriendo. La gente me dice que debo dejar de fumar, pero la lógica me grita que sólo me siento mal cuando corro y no cuando fumo; por lo cual (lógicamente) decidí dejar de correr. Problema mayor.

Bromas aparte, este post es reflejo de una auto-burla que vengo masticando en la mente desde que se burlaron de mí. Aquel que se sienta identificado, bienvenido. Comente. Gracias a Dios que a la mujer que espero (y que no busco) le importan poco mis kilos de más, menos aún los 166 centímetros y poco o nada el gorrito destejido. Ni quiere ni necesita al de Calvin Klein y será feliz de tener tickets en primera fila para el show mediático de este humilde servidor.

Gracias a Dios.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Réquiem

Un rato más tarde me senté, dormité y comprendí que era una pena que arrastraría, un par de metros detrás, toda la vida. A veces las cosas llegan tarde y a uno le queda solamente imaginar qué lindo sería si así no fuera. ¿Dónde estuvo la smile shutter cuando estuvo ella? De haberla tenido, hoy habría en mi pupila otra Quetita. Mueca vieja, enorme, torpe e inocente, pelo blanco de historias, de dolores, de arrebatos. Ojos lindos, vencidos y apagados. El sillón rojo, aún más antiguo, y el té chino, calientísimo, cual preludio indiscutible de una buena carcajada. En la radio un bolerito le alegraba las mañanas al cuadro del Jesusito, que orgulloso nos mostraba corazón enrojecido, y que un mal día, porque quiso, habría de llevarse a mi abuelita allí tan lejos.

Sospecho que ayer me dijo, con la joda de siempre: vive más y piensa menos. Me encantaría escribir que siempre hablo con ella, que es mi confidente, mi jueza, mi amiga; pero la sinceridad es presidenta de este blog. Esta vez, esta única vez, (creo que) habló, y lo que es mejor aún, la oí. Hoy, decido escribir con la convicción decepcionante del que no se va a responder nada. Lo que me dijo Quetita no tiene otra interpretación que la de disfrutar más las cosas, porque de repente ese futuro para el que nos preparamos tantísimo y desde hace tantísimo tiempo (sospecho, desde el incalificable día que me llevaron al nido) se puede ver fácilmente eliminado de un segundo a otro por un dedo asustado en un gatillo, por “Johnnie Walker” manejando tu carro o algún otro, la boludez del mecánico de avión o un grupo de células anormales (muy de moda en estos días). ¿Es que no hay nadie ya en el mundo que se muera de viejo? Es como si la vida nos la quitásemos nosotros mismos, sin que ella se quiera ir porque quiere. Porque ya expiró. Porque ya no hay cabos sueltos. Esta filosofada mortífera es hija de un pensamiento terrible: que no hay ABSOLUTAMENTE NADA de lo que podamos estar seguros en la vida. NADA, excepto un único factor: que todos, irremediablemente, de una manera u otra, nos vamos a morir. La única bendita regla que tiene este juego corrupto es que se acaba. Todo lo demás es un enigma.

Así que a vivir señores, sin preocuparse de más. Sin miedos, sin caretas, sin cálculos…sin recetas. A ver si aprovechamos que ahora si hay smile shutter y por ahí que le dejamos al de al lado una imagen con sonrisa. De que llega, llega. La vaina está en que nos encuentre recontra vivos. Sólo así garantizada está nuestra voz en los oídos esperanzados de los que se queden.
Como la suya en los míos. Fuerte, infinita, inmaculada, preciosa…



gracias por todo minga…te extraño…



miércoles, 2 de septiembre de 2009

Febrero 15


Frente al espejo y sin mirar mucho alcanzó a ver rezagos de las sobras. Las sobras del amor que comen algunas flores nocturnas (Silvio dixit) y que hoy nos susurran que hubo alguien que recuerda vagamente haber oído a lo lejos a un fulano sospechar que alguna vez ese espejo dibujó a un hombre y que andaba alegre. Que a ese hombre una novela de su autoría le quitaba el sueño por las ganas de jamás escribirle un epílogo. Pero la vida (y todos sus enigmas) acechan y atacan sin pedir permiso. Sanseacabó. ¿Pero…por qué? ¿Oe, y ahora? ¿Qué viene después del amor? ¿A qué sabe esta mezcla de adiós y bienvenida? ¿Desde cuándo el masoquismo y tu recuerdo coquetean tanto? ¿Por qué duermen al pie de mi cama? Abrió un ojo a la vez, se dijo “estás tranquilo” y se lo creyó. Se puso su peor cara de lunes y se abrió camino entre tanto recuerdo hasta una puerta que no tuvo miedo de abrir. Caminó sacudiéndose frases ajenas y la costumbre de hablar en plural. En la esquina de “olvídate” con “lúchala” sintió miedo, pensó poco y una sombra lo devolvió a su casa, masticando más preguntas que respuestas. Tomó sus dos medias tazas de café sentado ahí, al costadito de su ausencia. Oyó un sinfín de “Dios sabe por qué hace las cosas” y “vas a ver que todo va a estar mejor” como si de clichés se alimentara uno. Sobrevivir fue su nuevo apellido y el cajón del otro lado de la cama, el pseudorefugio de un fantasma que vivía en todos lados; o casi todos, que no es lo mismo, pero es igual.

Algo así son los días (en technicolor) de un tipo que, con la sorpresa de un estornudo, vio finiquitadas sus ilusiones con una mujer, su mujer…esa… sí, esa… la coprotagonista de su álbum familiar. Pasó por el trance de botar las cajas de zapatos con las fotos y los cachivaches que en algún momento no lo fueron. En un brote de populismo me da por destrozar las teclas de mi laptop para elevar mi voz ante un tema tan propio y a la vez tan compartido. Y es que encuentro difícil de creer que haya alguien en este mundo o en cualquier otro que no haya pasado por esto, y si lo hay, es muy probable que haya andado por la vida provocando rompimientos por el terror incontrolable que le provoquen uno. Pero como son muy pocos, los despreciaré, sino, que levanten la mano (gracias Grupo 5).

Pasa de cuando en vez que nos vemos accionistas únicos de una libertad forzada que viene con tanta violencia como inutilidad. Libertad. Un ideal que llevó a tantísima gente en tantísimos lugares y por tantísimo tiempo a morir y matar. Y ese día, entre dos miserables personas, en ese metro cuadrado, en cuestión de segundos, te importa menos que el PBI per cápita de Bangladesh. Simplemente no la quieres. No te sirve. “¿Para qué quiere la libertad en la luna un tigre?” (R.A).
El quid del asunto no está en ningún lado. Si pensaste que leyendo mi blog encontrarías una conclusión, una ayuda, un tip, te equivocaste.
El amor, al nacer y morir de ti y de mí, nos ha heredado todo y resulta tan estúpido, precioso, imperfecto, implacable, simple y complicado, nervioso, dubitativo, cobarde y maravilloso como nosotros mismos.
Después de tanto adjetivar, surge la pregunta inevitable: ¿Por qué nos enamoramos? Sinceramente no lo sé. Maybe because it tastes too damn good.
Bye.

PD: leí el final y me sonó mejor en inglés.

Excusas

Una disculpa. Una justificación que ruega por ser excusa pero sabe que no podrá serlo (para los que no se han percatado el motivo, bastará con comparar las fechas entre la primera y segunda entradas).
Celos: dícese del sentimiento que acompaña al temor de perder a la persona amada en beneficio de un rival real o imaginario (Encarta).
Muy estúpidamente, me aventuré a escribir en este ciberespacio -inexplicablemente comunista y universal pero mío al mismo tiempo- con la seguridad plena del que confía en sí y en poseer el valor requerido para escribir las idioteces que piensa. Nunca volteé sobre mi hombro a ver si debía o si estaba preparado para. El resultado: una entrada en el blog que pasó en un segundo de pionera a solitaria debido a una definición que compartí líneas arriba. Me dio celos. Celos de compartirme con cualquier patasucia que llegue por obra y gracia del destino a mi blog. Celos de que mis pensamientos, miedos, risas, muertes, cuentos, vergüenzas, chistes, horrores, protestas y ¿qué se yo? …cojudeces; puedan ser masacradas salvajemente por ojos burlescos o peor aún, indiferentes. Celos. Así de ridículo. Así de simple.
Ahí les fue mi justificación que rogó por ser excusa pero que sabe que no lo fue. Mi disculpa.
Cierro paréntesis. Fue.

viernes, 3 de abril de 2009

Léase antes de usar


Empiezo mirando el reloj, mordiendo mi dedo y oyendo a Jack Johnson.

Empiezo esperando poco de mí y mucho del blog.

Empiezo sin la más mínima idea de cómo se empieza, se piensa, se intenta y se sabe que uno tiene ganas de escribir un blog.

Empiezo con el miedo crónico que se instala en los que escucharon un centenar de veces que “uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice”; miedo por tener desde hoy más de una voz.

Empiezo segurísimo que susurrando en este espacio lo que pienso y lo que no, lo que siento y lo que no, lo que sé y (principalmente) lo que no sé, me auto-regalaré diván, oídos y paciencia freudianas.

Empiezo poniendo reglas: que no debo politizar, que tampoco hay que escribir por escribir, que no hay apuro, que nada muy personal, que ni muy largo ni muy corto, que nada de dar lástima, que no tiene fines sociales, que mucho menos amorosos, que sin descuidar la familia, los amigos, la chamba, la pichanga, 24, la guitarra, la juerga, el estadio, la lectura y el silencio; que si nadie lee…bacán, si todos leen…mejor, si nadie entiende…bacán, si entienden todos… ayayay!.

Empiezo presentando este circo de experiencias. Aquí está. Este es mi circo y no nuestro foro. Declaro y formalizo una dictadura de palabra, sin oposición ni democracia. No prometo ser ni parecer Chopra, Coelho ni Jossie Diez-Canseco. Aquí no habrá “había una vez” ni mucho menos “happily ever after”.

Empiezo prometiendo, explicando, balbuceando e imponiendo.

Empiezo siendo, estando, carajeando y emprendiendo.

Empiezo como se empieza el año de colegio; como se abre un regalo en navidad; como se pierde la virginidad.

Empiezo sin entender mucho a los blogs, la web, el mundo, ni a la gente.

Termino este comienzo sin ideas de empezar, pensar, intentar ni saber. Este blog es de la vida y nada más. Lo saco de la refri sudando el mismo libertinaje que nos da el despertador. O lo pones en “Favoritos” o te olvidas para siempre. Decides tú. Te subes o te bajas de la combi cuando quieras.

Habla… ¿vas?

02/04/09