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jueves, 3 de noviembre de 2011

Fábula dos



El sábado salió sol. Salió sol y me dije que sería una buena idea enjuagarme la flojera y lavar mi carro; como quien disfruta el día y hace algo medianamente productivo. A decir verdades; bien productivo, si tomamos en cuenta el cambio de color que tenía el carro por las capas de smog, tierra y tristeza que le fueron aventadas encima por la ciudad y los ciudadanos. Comencé, y dos horas después, no había acabado aún. Para cuando terminé, el carro estaba asqueroso. Yo estaba asqueroso y asquerosamente agotado también, aunque la asquerosidad de mi agotamiento era menos grande que la idea que me golpeó. Me sentía un ratero de pagarle cinco soles a un tipo para que haga esa chamba en tan poco tiempo. Qué abusivo me sentí. Qué abusivo me siento.

Moraleja: Si sale un sol de Egipto, cómete un ceviche.

Pd: Lavo carros. Ojo casera, cobro 500 soles.

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