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lunes, 19 de marzo de 2012

Partida/o


No me extrañas, di la verdad. No fui más que un ladrón de tu aire, otro carro en tu tráfico, un nombre más en tu teléfono.  Un avión me sacó de tu hoy, pero ni te despeinaste, no te hizo ni cosquillas…ni cuenta te diste. Tu piano, tus odios, el smog, tu miedo crónico, el tipo al que no amas, el trabajo que odias, los que levantan vasos contigo, el espejo que sabe perfectamente cómo mentirte….todos siguen ahí contigo, con tus minutos, con la almohada ésa que (estoy seguro) aún sabe quién soy.  Sigues despertando a la misma hora, peleas con el mismo desgano, arrugas el mismo poema, te emborrachas del mismo optimismo cuando oyes la misma canción y le pones el pecho al mismo lunes que termina aventándote el mismo alpinchismo. Déjate y córtate el cerquillo mil veces, igual eres la misma mujer.

Pero es así de simple, no me extrañas.

Medalla de oro a mi fracaso en el intento de empaparte los segundos cuando estuve, esperando que muriesen de sed cuando me fuese.  Pasé inadvertido a tu pupila, me perdí entre el montón, me disfracé de lo común, lo estúpido, lo asquerosamente cotidiano. Leerás este post y pensarás que no es para ti, que no llega a tocarte, que chorrea tinta invisible.
Diría que no me importa, pero la sinceridad sigue siendo presidenta de este blog. Al final da lo mismo; seguiremos tecleando que estamos bien, que no nos hacen falta bicicletas de a dos, desayunos con desnudez, disfraces de Grease y mucho menos hablar en plural. Seguiremos siendo lo que nunca fuimos, y llegará el día en que ya no seamos nada; muertos hasta en el “casi”.

No me extrañas, di la verdad. No puedes, no quieres, no debes. No estás para esos sinsentidos. En tu vida fui y sigo siendo ese doble cero que tienes que marcar delante de mi número para hacer la llamada…

Ésa que cambia todo.

Ésa que nunca harás.


Ésa que ya no espero.

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